top of page

Vida líquida

Debo confesar, en primer lugar, que esta plancha nace de una necesidad imperiosa de ordenar mis ideas, ahora que he asumido la Veneratura y me mantengo, lo quiera o no, en muchas

contradicciones que me han acompañado desde el día en que me inicié. Principalmente, creo que es necesario ajustar las ideas a partir del lema que acompaña al escudo de nuestra joven logia, “Deconstruir para construir”; eje del modelo de futuro que pretendemos aportar, desde la modestia intelectual, a la Masonería adogmática. Empeño en el que también están muchos otros HH, que no se dejan cegar por la luz engañosa del "collarismo". Deconstrucción, como sostiene nuestro QH JL Cobos o Resignificación, como señala nuestro QH, también cofundador, Javier Otaola. Que cada cual adopte el término que más le agrade. Personalmente prefiero el primero, porque el segundo se me antoja menos ambicioso. Lo importante, en todo caso, es responder a la pregunta: ¿Qué nos define como logia?

La respuesta, en primer lugar, está comprometida, desde mi punto de vista, por mi afirmación rotunda de considerar acabado el modelo intelectual sobre el que nació la Masonería: la Ilustración; el asiento moral e ideológico que, probablemente, más ha ayudado al progreso de la humanidad y gracias al cual la Masonería pasó de ser operativa a especulativa. Aquellos hombres tenían claro que el foco del saber y el lugar para expandir su conocimiento era una catedral. Allí encontraron el Centro de la Unión. Hoy, QQHH, ¿cuál es nuestra catedral? ¿Dónde está el asiento intelectual seguro donde ejecutar la palanca iniciática?. ¿En qué radica el final del espíritu de la Ilustración? ¿Qué puede aportar la Masonería a los hombres y mujeres de hoy?

Recurro ahora a la película Matrix, que ya tiene 20 años desde que se estrenó. ¿La vieron ustedes?. En ella, se le ofrece al protagonista Neo la elección de tomar una de las dos píldoras. La píldora azul le permitirá olvidar lo sucedido y permanecer en la realidad virtual de Matrix, mientras que la roja lo liberará de ella y lo conducirá al mundo real. El mito de Orwell y su 1984, reeditado y actualizado; porque los mitos siempre se repiten. Es el final. Está venciendo la visión onírica de una realidad. Como decía en un reciente artículo Manuel Villoria, catedrático de Ciencias Políticas: “para poder continuar llamándonos humanos y renovar nuestras ilusiones, nuestro temblor ante la belleza y nuestra capacidad de arrastrar juntos la efímera carga de la existencia, la humanidad tendrá que evitar que la historia, nuestra historia, nos la narren la técnica y sus máquinas. Como señala Heidegger en “La pregunta sobre la técnica”, el problema de la tecnología es que no es meramente un fin, un instrumento o producto de la actividad humana, sino que es una forma de entender el mundo, una “revelación”. La técnica, nacida para hacernos el mundo más placentero, se desembaraza de su condición auxiliar a la existencia y se convierte en un fin en sí mismo. Lejos de hacerse cuerpo y sostén nuestro, apoyo ineludible para nuestros sueños y nuestras ilusiones, como reivindica la visión orteguiana, va dominando y transformando el mundo sin respetar a quien la crea. La pretensión de un progreso permanente hacia un mejoramiento biotecnológico de la raza humana, nos guste o no; la generación de máquinas inteligentes hasta que puedan pensar por sí mismas; el vaciamiento del concepto de humanidad y su sustitución por meras reacciones químicas y algoritmos; son conceptos y fines tecnológicos que nuestros hijos empiezan a dar por sentados, son interpretaciones tecnológicas del ser. ¿Pero, son nuestras? ¿Podemos transformarlas para nuestro bien? Aplicado a la política, la técnica ha penetrado definitivamente en el mundo político como instrumento para alcanzar o mantener el poder. El uso del big data para manipular nuestras emociones, la mentira sintética que da el pego de ser verdad, los trucajes de voz e imagen, la construcción mediática de narraciones simples para evitar la complejidad de los pactos sensatamente construidos, todo ello ya es parte de nuestra democracia.

La Tecnología, la Red… la post verdad, las noticias falsas, se han adueñado de nuestro destino y, nos guste o no, han desplazado al espíritu de la Ilustración y amenaza con convertirnos a nosotros, los masones, en un bonito recuerdo solidario. Recientemente, el expresidente Felipe González dijo en un foro internacional lo siguiente: “Europa ha sido durante dos siglos el laboratorio de todas las grandes ideas del mundo, pero ahora es un museo”. Es terrible sentir que las referencias se están perdiendo y da miedo comprender que estamos lejos de encontrar alternativas tan prometedoras como las que animaron a los hombres de la Ilustración. Por ende, nos acompaña el otro gran concepto que define a nuestra sociedad de hoy, el que podríamos denominar el “Casino Global” donde cada interacción humana adquiere un valor económico y se convierte, por lo tanto, en producto que se compra y se vende. Las históricas ciudades de Europa, Sevilla entre ellas, no son más que grandes apartamentos turísticos, que están desterrando una forma de vivir solidaria y creativa. Recientemente, se ha abierto en nuestra ciudad un gran centro comercial a sabiendas de que los accesos y los aparcamientos eran absolutamente insuficientes y, días después, tras una fuerte campaña publicitaria, se criminaliza a quienes osan aparcar en terrenos no autorizados porque quieren llegar a cumplir ese sueño de la felicidad, vía tarjeta de crédito, cueste lo que cueste.

¿Qué respuesta buscamos como Logia a quienes se nos acerquen? Empecemos por nosotros mismos. Seamos conscientes de que los conceptos de Libertad, Igualdad y Fraternidad están sufriendo modificaciones rotundas. El Cambio Climático, las oleadas de migrantes que huyen de la pobreza y la guerra, o la construcción de una sociedad en plena igualdad entre hombres y mujeres deben entrar en nuestra agenda y asumirlos como retos. Cuando nuestra agenda se convierta en una referencia ética para quienes buscan islas de conocimiento y reflexión crítica, estaremos ganando el derecho a estar aquí e invertir nuestro tiempo en capacidades que nos hagan avanzar. Dejarnos llevar por el mundo magufo, como dice el QH JL Cobos, es tomarnos la píldora azul de Matrix. Desde luego se estará mucho más tranquilo y, probablemente, seríamos hasta más felices.

QQHH.·. renovemos el discurso. Olvidémonos de lastres y avancemos. Cada día tendrá su afán. Que la ética, el trabajo, la fraternidad y la Igualdad sean nuestras herramientas.

He dicho.

VM.·. A.M. R.·. L.·. Ariadna, nº 86 Cámara de Aprendiz.·.

42 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

ANIMAL

bottom of page